Los vecinos, relaciones necesarias e indispensables

Estamos tan concentrados en encontrar nuestro nuevo hogar, que pasamos de largo temas fundamentales que repercutirán de manera directa en el cómo nos sentiremos en aquel pequeño rincón del mundo que hemos escogido con tanta pasión y ahínco, después de haber desempacado la mudanza y haberle dado una vuelta al vecindario.

Tal vez el primer avistamiento de problemas en el paraíso puede darse entre jueves y sábado, días perfectos en los que podrás conocer los gustos musicales de tus vecinos, los cuales pueden oscilar fácilmente entre un Vicente Fernández, Selena y terminar en un Andrés Calamaro, para estallar en una poesía frenética de Bunbury acompañada de aquellos cigarrillos que suelen dar risa.

La primera hora empezarás a sentir un Deja Vu de tus años mozos, donde después de clases de la universidad o durante ellas te escapabas a los antros cercanos, después de dos o tres horas tal vez empieces a sentir el peso de los años que lo más probable es que no te permitan contar con la lucidez necesaria para estar en la junta de socios, donde siempre hay una guerra de poderes, pero en especial una intensa competencia por ese ascenso que tanto te mereces. Sí tienes hijos pequeños la cosa puede ser más complicada y caótica, sin embargo, aún con ganas de conciliar tratas de hablar amablemente con tu vecino, pero sin éxito alguno.

Dejas pasar el incidente suplicando mentalmente que no se repite por tu paz mental, sin embargo, a eso de las 8:00 p.m. del jueves, empiezas a sentir el movimiento nuevamente, puertas que se abren, risas incontrolables, música en ascenso. Esta vez directamente hablas con las personas encargadas de la vigilancia, que realmente la única respuesta que atinan a dar es que al día siguiente le informarán a la administración, quienes tomarán cartas sobre el asunto. Ahí en medio de tu desesperación, aquel apartamento que parecía suficientemente grande, suficientemente bien ubicado, suficientemente moderno, empezó a tener grandes peros y un contrato de arrendamiento recién firmado.

Ya no hay tratados de paz que sirvan para ese hielo cada vez más grueso que empezó a cubrir la relación con tus vecinos y ese sentimiento de culpa y desesperación por haber tomado tan mala decisión no para de crecer. Tratas de hablar con tu arrendador y lo único que logras divisar es la enorme cantidad de dinero que deberás desembolsar si quisieras terminar con tu contrato de arrendamiento.

Pero no todo está perdido, si estás en medio de esta tensionante situación, aún hay mucho que puedes hacer, en especial porque la Ley está de tu lado y los comportamientos que violen lo consignado en el artículo 34 de la Ley de la Propiedad Horizontalmente Dividida, pueden ser causal de multas y sanciones por parte de la PNC.

Entendemos que nuestro hogar debe ser ese rincón del mundo que nos de la tranquilidad y paz que muchas veces a fuera no encontramos, y que cuando las circunstancias juegan en contra nuestra nos sentimos perdidos. No obstante, recuerda que existen recursos a los cuales puedes apelar, pero sobre todo ten presente la importancia de contar con aliados inmobiliarios como nosotros, siempre dispuestos no solo a ofrecerte el mejor servicio, también las mejores opciones según tu necesidad.